¿Sabías que el fast fashion está devastando el planeta a una velocidad alarmante? La moda rápida, caracterizada por la producción masiva y desechable de ropa basada en tendencias efímeras, ha invadido Colombia en la última década, transformando la industria de la moda y el comportamiento del consumidor de manera irreversible.
Hace poco más de una década, startups en Colombia comenzaron a abrir sus puertas al fast fashion. Primero llegó Mango, luego Zara en 2007, seguido por otras marcas de Inditex, y finalmente Forever 21 en 2013, revolucionando la industria para siempre. Este modelo de negocio impulsa la producción de grandes volúmenes de ropa «en tendencia» en periodos cortos, utilizando materiales de baja calidad para garantizar precios accesibles. Sin embargo, esta ropa se convierte rápidamente en desechable, significativamente reduciendo su durabilidad.
No solo es la calidad de la ropa la que sufre; su producción rápida e intensiva también conlleva altos costos ambientales. Según el informe «A New Textiles Economy» de la Fundación Ellen MacArthur, la producción de ropa se duplicó entre 2000 y 2015, pasando de 50 mil millones a más de 100 mil millones de prendas. Fabriquemos cada vez más con menos durabilidad y más contaminación. Por ejemplo, producir una simple camisa de algodón requiere 2,700 litros de agua. Si esta tendencia continúa, para 2050 el consumo de petróleo se triplicará hasta alcanzar los 300 millones de toneladas solo para la producción de ropa.
El impacto medioambiental es desolador: tan solo la producción de ropa representa el 10% de las emisiones globales de CO2, comparable a las emisiones de toda la Unión Europea. Peor aún, cada lavado de ropa libera alrededor de 500 mil toneladas de microplásticos al año en los océanos. El 73% de toda la ropa producida anualmente termina incinerada o en vertederos, contribuyendo a la contaminación terrestre y atmosférica. Este modelo de producción desenfrenada no solo agota recursos naturales, sino que también sostiene prácticas laborales extenuantes y de explotación, todo en aras de satisfacer una insaciable demanda de novedad.
Reconociendo esta crisis, NYCE ha asumido un papel fundamental en la transformación del panorama de la moda en Colombia y Sudamérica. Con más de 10 años de experiencia, NYCE se ha erigido como el líder en pruebas de laboratorio y certificación de productos textiles, conforme a los reglamentos técnicos de Colombia. “Estamos convencidos de que la resistencia y calidad de la ropa que utilizamos es fundamental, y promovemos la manufactura de ropa de calidad mediante la certificación de insumos”, explica William Vizcaíno, Director de Operaciones de NYCE en Sudamérica.
Los procesos de prueba y certificación realizados por NYCE no solo demuestran la resistencia y durabilidad de las prendas, sino que son una herramienta crucial para garantizar una moda más sostenible y responsable. Al certificar insumos como hilos, hilazas, botones y telas, NYCE asegura que tanto los productos importados como los exportados cumplen con los más altos estándares de calidad. De esta manera, la certificación de estos insumos garantiza la durabilidad y buena calidad de las prendas, fomentando un modelo de negocio más sostenible y ético.
En conclusión, el fast fashion ha impuesto un ritmo frenético y destructivo en la industria de la moda, pero con el liderazgo de NYCE en certificación y calidad, Colombia y Sudamérica pueden aspirar a un futuro donde la moda sea sinónimo de sostenibilidad y responsabilidad. La resistencia y calidad no solo son posibles, sino que son esenciales para proteger nuestro planeta y su gente.